Este libro aborda el análisis del papel que jugó el trabajo forzoso indígena en la implantación y desarrollo del sistema colonial en la provincia de Yucatán  a lo largo de los primeros siglos del dominio español. Plantea que la viabilidad del sistema requería la apropiación de la riqueza generada por este tipo de trabajo y se sustentó en la capacidad productiva de la población maya organizada en las repúblicas, fuertemente corporadas. Los mecanismos de apropiación analizados son el servicio personal y la contratación mercantil conocida como repartimiento de géneros. El primero aportaba trabajo directo y el segundo permitió incrementar la producción destinada al comercio.